martes, 25 de septiembre de 2012

Un poco más de caribe colombiano...

Recuento del último tiempo en Colombia:
  
Cartagena de Indias fue imponente, moverse por el centro histórico, recorrer la muralla que tantas veces los protegió de los Ingleses, caminar por el museo de la inquisición y luego por las calles pluriculturales. Los indígenas locales, los esclavos negros y los conquistadores españoles aún hoy se pueden reconocer… por supuesto, los barrios de la periferia le pertenece a los morenos humildes pero honrados. Casi diría que el Caribe y el mar todo, desde Perú hacia arriba, le pertenece al pueblo negro.

En Popayán conocimos a Rodrigo, un muchacho que me explicó que  “Cuando fue la revolución Bolivariana, los blancos se fueren al centro de Colombia. Entonces los negros se vieron libres y con la intención de volver a su tierra se aproximaron a la costa; y aunque no lograron cruzar refundaron su hogar allí”. Claro, cabe aclarar, en el más absoluto olvido por parte de los gobernantes blancos.
Nosotros no conseguimos un lugar para alojarnos en Cartagena. Todo nos resultó muy caro y los citros nos complicaban un poco las cosas. Algo seguro y barato resultó literalmente imposible. Así fue como conocimos Boquillas. Es un enorme barrio humilde habitado completamente por morenos y lleno de callecitas de tierra, pasadizos, puro poso y mucha basura. La gente nos creía perdidos y nosotros también nos creíamos perdidos mientras oscurecía. Finalmente dimos con Tañia.  Ella era la encargada de administrar dos casas en las que Miriam Lopez, una conocida de Viajar en Citro, rentaba habitaciones. Sin embargo, todo estaba ocupado y nos ofrecían tirar la bolsa de dormir en la sala común de un especie de conventillo medio destruido y dejar los autos afuera…Preferimos dormir en el Parqueadero (garaje) que estaba en frente. Acampamos junto a los vehículos, cocinamos y hasta nos bañamos con agua dulce que nos facilitó el dueño del parqueadero…
Al otro día todo cambió, vendimos postales dentro de la ciudad amurallada, dimos con un barrio de estudiantes cerca de la calle de la Media Luna, disfrutamos de un espectáculo en la casa cultural “Ciudad Móvil” y conocimos a Pablo, un payaso viajero que recorre américa latina en “La Chola”, una súper camioneta peruana!!
El lunes 16 de julio llegó a nuestra vida “Azulita” o “la Canalla”, nuestra nueva carpa. La encontramos en un supermercado Éxito sin proponérnoslo. Es de la National Geographic y ya resistió varias lluvias, sólo la lona del piso no resultó ser tan buena…

Ese mismo lunes seguimos viaje hacia el este bordeando la costa del caribe Colombiano. Ya no volveríamos a trabajar tan bien con los carritos y las postales… La costa de Colombia nos resultó más difícil, sobretodo fuera de temporada. De todos modos nos encontramos con AMIGOS!!! Si somos una comunidad viajera!! Nos encontramos por 4° vez en nuestro recorrido con Alejandro Villa y Erin Bauman. Ale Empezó su recorrido con en equipo de “Viajar en Citro”, pero en Perú conoció a una muchacha norteamericana que lo acompañó al amazonas y con quien continuó el viaje en Bicicleta. Lo loco es que ellos en bicicleta y nosotros en auto, avanzábamos al mismo ritmo!!....

                                            Aquí Ale y Erin por emprender viaje en sus bicis
                                           
En Santa Marta conocimos a Goyo, Ana Paola y a su hijo Noé. Con ellos subimos a Minca (hacia la sierra nevada de Santa Marta). Esa cordillera nevada que nada tiene que ver con los Andes, es para las cuatro etnias nativas (los “hermanos mayores” como ellos se llaman) el ombligo del mundo… Nuestros amigos, Goyo y Ana, subían a Minca para encontrarse con la Hermana Rosa, una indígena Aruaca con la que compartimos un par de días. Con ella y toda su prole de niñas nos bañamos en el río, caminamos hasta una cascada y comimos los mamones más ricos del mundo… Conocí a un Mexicano (Fernando) y a una Argentina (Julia) con la que hicimos una hermosa caminata hasta un citio llamado Los Pinos.
Luego conocimos Taganga, vendimos artesanías en Playa Grande y buceamos en arrecifes de corales. Compartimos esos días con Ale y Erin que seguían en Bicicleta pero ahora con los padres de Erin que desde EE. UU habían venido a recorrer un poquito de Sudamérica.


                                 Todo esto es una muestra de una tarde en Playa Grande (Taganga)

Queríamos conocer el Parque Nacional Tairora, pero como todo en Colombia, la entrada era inaccesible para los pobres (35 dólares por persona). Asique caímos a la playa “El Ángel”, es un paraíso privado que limita con el parque nacional. Después de mucho hablar conseguimos cambiarle artesanías al sobrino de la dueña, Joel, a cambio de dos noches de estadía… sin palabras, un lugar maravilloso.
Agosto del 2012, el mes de las dos lunas, empezó con toda su fuerza en el río Palomino, un río de deshielo que baja desde la sierra nevada. Ahí, sobre el río, hicimos nuestro ritual a la luna llena.
Mientras acampábamos nos rodearon todos los niños del pueblo. Nos observaban, nos escuchaban atentamente y en una de esas un niño se aproxima la Facu y le pregunta: - Señor, señor, Usted se llama Chanchin??. El Facu furioso con migo ( es que yo le digo Chanchin...jiji).
 El 3 de agosto  llegamos a Rioacha, capital de la guajira colombiana. El equipo de Viajar en Citro  esperaba que llegaran sus repuestos a la casa de Ramiro, un amigo que habían conocido en Popayan y que tiene un hermano que está dando la vuelta al mundo caminando.
Los repuestos se demoraban así que nos fuimos a conocer la guajira…

El jueves 9 de agosto nos separamos de “Viajar en Citro”, después de dos meses de viajar juntos. El viernes 10 teníamos que cruzar la frontera y ellos aún esperando los repuestos…Así que nosotros partimos para Maicao y nuestros amigos citroneros regresaron a Rioacha. Pero no sería por mucho tiempo… Ellos nos seguirían en unos días y nos encontraríamos en VENEZUELA, nuestro séptimo país de recorrido!!

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