martes, 25 de septiembre de 2012

Chichi mani Colombia, hay chichi mani colombitana...

“Mucho gustarme Bucaramanga Mano”

Después de la exposición de clásicos en San Gil, fuimos en caravana al Parque Nacional del Chicamoche (gracias Robert Moore por las entradas) se trata de un enorme cañón natural muy hermoso y en lo más alto una empresa privada ha construido (en tierras estatales) un parque de diversiones y un centro comercial para gente adinerada. Lo más interesante en el telesférico que baja hasta el río y vuelve a subir más de mil metros hasta la “mesa de los santos”. De todos modos no era lo que esperábamos de un “parque nacional”, no nos encontramos con ningún sendero de interpretación, ni siquiera con un cartel que informara sobre las características del cañón…
De ahí a acampar en el río de Pescadero, los hippitanos (mitad hippy y mitad gitanos) desplegaron todo su potencial: mesa, sillas, luz, ropa colgada, fogata… una chimba.

Y llegamos a Bucaramanga con “La Citro” del equipo rojo (Pulga, Paula y Pablo) pidiendo auxilio. Por suerte nuestro ángel colombiano (Robert Moore) nos había contactado con Javier, un fanático de los autos clásicos. Y como todo es una red de relaciones, terminamos en el taller de Elí. Él fue mecánico de la Citroën durante muchos años y recibió a Facundo y Loli (www.americaencitro.blogspot.com) cuando subían para Alaska y se les rompió el ciguañal del automovil. Fue una gran alegría colocar nuestra postal al lado de la postal de estos chicos emblemáticos que por primera vez recorrieron América de Usuaia a Alaska con un Citroën del 70’.
Bucaramanga fue un lugar de grandes amistades. Además de Elí, Miguel y Esperanza (nuestra familia en Bucaramanga), con quienes compartimos una semana con excursión a la Mesa de los Santos y asado de por medio; Conocimos también a los muchach@s del Club de Vespas: Edwin y su familia, Carlos y Cata, Cristopher… Fue fantástico hacer caravana con ellos, preparar asadito y comer lasagna de Cata!! Fuimos los protegidos de Carlos que nos llevó a conocer la ciudad  y nos contactó con la radio Fm U, 97.7.
A todos ellos nuestro profundo agradecimiento!!   

La caravana citronera llegó al Caribe!!

Salimos de Bucaramanga con dirección a Cartagena de Indias pero conscientes que “La Citro” del equipo rojo venía a media máquina. Era inminente un carburador nuevo y otras varias cositas más. Después de dar varias vueltas decidimos pedir los repuestos a Argentina para que llegaran a Rioacha, en la guajira colombiana. Este sería nuestro último punto de recorrido antes de cruzar a Venezuela. A nosotros (equipo verde) se nos acababa el permiso de estadía en 11 de Agosto. Tendrían que llegar los repuestos del equipo rojo antes de esa fecha si queríamos cruzar la frontera en caravana.
El camino hacia la costa fue largo pero entre vecinos todo es ameno. Un amigo del camino nos habló maravillas de Rincón del Mar, cerca de San Onofre, y decidimos llegar ahí primero.
Maravilloso mar caribe en un pueblito de morenos alegres que pasan sus días relajaoos debajo de una buena mata que de sombra. Los hombres más entrados en edad juegan a las cartas y los niños a la pelota en la vereda o en la playa. Las mujeres son una explosión de color y buen ritmo. Y a la tardecita a pasear por las callecitas de arena del pueblo… La gente vive de la pesca, de sus pequeños comercios o del turismo.
Habitamos en un chiringuito de hojas de palma que nos alquiló la familia de Luimer por 5 mil pesos colombianos diarios. Apenas abríamos un ojo caminábamos unos 8 o 10 pasos antes de meternos en esa exquisita masa de agua azul cristalina, apenas fresquita, apenas ondulante que se llama mar caribe. Que lindos días aquellos, desplegamos sin tapujos toda nuestra hippitaniada (mesa, sillas, hamacas, cocina, carpas, soga con ropa colgada, etc, etc…) y nos dedicamos a producir artesanía pues no había turismo en el pueblo que nos comprara nuestras chucherías. Es gracioso porque nos instalamos cómo si estuviéramos en nuestra casa…pero no tieníamos paredes!! Y todos los que pasaban nos veían… es que estabámos en un lugar prácticamente público…

Bueno… para ser honesta si había turismo, y de gente muy adinerada, pero NO en el pueblo. La “oligarquía” colombiana no se mezcla con la “chusma morena”. Llegan en avión directo a sus cabañas o fincas privadas y el máximo contacto que pueden tener con el pueblo es a través de la muchacha que limpia y cocina para ellos. El domingo salimos a caminar con nuestras artesanías y tuvimos un mínimo contacto. No nos resultó gente muy grata…      

Después de 5 días de disfrute en Rincón del mar, partimos para Barú. Pero en el camino conocimos Palenque… se trata ni más ni menos que del primer pueblo libre de América. Habitado desde sus inicios por gente de color provenientes de Congo, Angola y Nueva Guinea. Nos hicimos amigos de Ambrosio Salgado que muy orgulloso de su historia y de su cultura nos  presentó la estatua de Benkos Bioho y nos contó cómo este hombre llevó adelante una serie de levantamientos y asedios en Cartagena de Indias a principios del siglo XVII, a partir de los cueles se logró que el Rey de España reconociera la libertad del pueblo negro en rebeldía y les cediera tierras. Durante siglos los morenos de América tuvieron a Palenque como su meca. Allí pudieron ser libres, cantar su música y hablar su propio idioma (Langua “criolla” o Bantu). Para el 12 de Octubre, conmemoración de la “conquista” de América, el pueblo alza su voz; de todos lados del mundo acuden personas para escuchar la música afro-colombiana que late en su sangre.

NO TENGO UN MANGO!!
E aquí una frase cuyo origen indudablemente es colombiano… En Colombia uno puede no tener dinero, pero no tener ni un MANGO… que miseria!!
No hubo ciudad, pueblo o rancherío en el que no nos ofrecieran unos dulces mangos con los que deleitarnos…

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